domingo, 6 de marzo de 2011
Cosas que merecen la pena en Barcelona
miércoles, 9 de febrero de 2011
"¡Arriba la Esteban!"
Cuando Belén Esteban visitó Pamplona (aún no sabemos por qué) hace tiempo, ese fue uno de los gritos que se escucharon a su paso. Y yo, como PTV (Pamplonica de Toda
Hoy en día el canal Telecinco en sí se ha convertido en el “hazmerreír” por parte de los que aún conservan algo de gusto televisivo, y por el contrario es el preferido de otra parte de la sociedad. Y por desgracia es una parte muy grande. ¿Qué estamos haciendo mal?
Personalmente, aún no he sido capaz de ver durante más de quince minutos el programa de Sálvame. He dicho ver, aunque quizás el concepto más adecuado sería soportar. En este programa todo son gritos, discusiones, voces acaloradas… Lo que lo convierten para mí en algo insufrible. Y cuál es mi tristeza que conforme aumenta mi odio hacia ellos, aumenta así mismo su franja de emisión, hasta haber llegado a un punto en el que se emite diariamente. Realmente no sé si tendrán contenidos suficientes para elaborar un programa diario, pero mucho me temo que a su audiencia esto es lo que menos les importa. Es un público que está dispuesto a ver una y otra vez las mismas discusiones, los mismos debates, que, lejos de ser temas culturales o con algún matiz de interés o importancia, son una serie de temas basados en parejas y rupturas, engaños, cotilleos… Y cuánto más morbosa es la situación, más seguidores tendrá la emisión.
Sálvame está formado por un equipo de personas sin dignidad, cuya importancia es cuánto dinero podrán ganar a cambio de venderse a sí mismos. Mirando los curriculums de los habituales reporteros de este programa son muy pocos los que tienen una titulación de periodista. La gran mayoría provienen de programas como Gran Hermano o Mujeres y Hombres y viceversa, que se han hecho famosos debido a polémicas o aspecto físico. Han llegado al éxito de diversas maneras pero la gran mayoría alejada por desempeñar bien su trabajo como periodistas. Viendo estos datos, y junto a que Sálvame es uno de los programas que más quejas acumula por violar el Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia, sorprende que siga en antena, y no tan sólo eso, sino que tenga una gran audiencia que le permita ir expandiéndose en antena, adquiriendo poco a poco más franja de emisión.
Todo esto es consecuencia de la sociedad en la que vivimos, en la que tiene más importancia el aspecto físico que la persona. Los rumores y cotilleos acerca de parejas famosas importan más que los estudios, y las revistas de prensa rosa se venden más que los libros. No podemos señalar a Telecinco, (o Telecirco como muchos la llaman), como único culpable, sino que deberíamos de plantearnos iniciar una revolución televisiva, e implantar algo de cultura y gusto en ella. No podemos permitir que la ignorancia se vaya apoderando de la cultura, y no hagamos nada al respecto. Hace tan sólo unos días desde que CNN+ cerró para dar paso a un canal de 24h de Gran Hermano. ¿Es eso la televisión que queremos? ¿Desde cuando la telebasura tiene preferencia sobre las noticias?
Pero el fenómeno Telecinco va más lejos de la pantalla. Después de realizarse un estudio, se declaró que Belén Esteban podría quedar en tercera posición en caso de presentarse a las elecciones de gobierno. Aquí queda patente el poder e influencia que tiene este personaje en nuestra sociedad. “La princesa del pueblo”, como se le conoce, ha sido objeto de mofa después de decir frases como “El Lazarillo de Tormes fue escrito por nadie”, “Pareces el jorobado de Rotterdan este…”, o mandar comer pollo a su hija en directo desde la televisión. Sin embargo, esto parece no ser suficiente para que una gran parte de la población española se plantee su voto a la hora de elegirla presidenta del gobierno. No quiero ni imaginarme las consecuencias que tendría este hecho en un país que no pasa por su mejor momento ni mucho menos.
Creo que aún estamos a tiempo de salir de la ignorancia en la que nos encontramos y tratar de poner una solución al gran problema que tenemos entre manos. Me niego a estar cursando una carrera de comunicación y soportar chistes del tipo: “Venga, que igual logras compartir plató con
Aún podemos salvar la televisión y convertirla en una herramienta de entretenimiento pero en condiciones, y no basada en la ignorancia y estupidez. No permitamos que la televisión nos rebote en la cara, asumamos el mando e inyectemos algo de calidad en las pantallas.
Porque como muchos pensamos… ¡Arriba
Mi ensayo sobre "El hechizo audiovisual"... Aún espero la nota.
jueves, 20 de enero de 2011
¿Vivir o sobrevivir?
- Perdone… ¿El director del centro?
Una joven que no tendría más de treinta años separó la vista de la pantalla de su ordenador y le sonrió amablemente.
- Claro, al final del pasillo, verá un letrero con su nombre sobre la puerta. ¡Ah! Un consejo. Si coge el ascensor que hay al lado del despacho llegará antes a la calle –le guiñó un ojo.
El joven le dio las gracias y recorrió el pasillo. Cogió aire y golpeó la puerta con el puño suavemente.
- Adelante.
Abrió la puerta del despacho despacio, como si temiese lo que se encontraba en su interior. Un hombre trajeado y de aspecto simpático le esperaba.
- Pase, pase. Tome asiento y póngase cómodo. Como si estuviese en su casa.
El joven esbozó una tímida sonrisa. Se sentó frente al hombre y esperó a que éste tomase las riendas de la situación, pues él se sentía perdido.
- Bien, ¿cómo se llama?
- Gerardo… Gerardo Cruz.
- Encantado, Gerardo. Yo soy Francisco Martínez, director del centro. Ahora, ¿podría comentarme el motivo de su cita?
- Claro. Resulta que… Yo… Esto… Es que… -el joven balbuceaba y escupía palabras al azar, agobiado. Sintió que se asfixiaba y le faltaba el aire, como si las paredes del despacho fuesen cerrándose, dejándole cada vez menos espacio.
Se levantó de golpe tirando
“Vive”. Por Ander. Por él. Las lágrimas volvían a recorrer sus mejillas.
Separó su mano de la puerta y se dio
- ¡Ayuda! –fue un grito desesperado, una llamada de auxilio-. ¡Necesito ayuda! Tengo un grave problema. Estoy enganchado a las drogas.
Ya está. Lo había dicho. Había dado el paso. Había sido valiente por primera vez en su vida.
Francisco lo miraba con ternura, con lástima quizás. Se levantó y colocó una mano sobre su hombro, para hacerle entender que no estaba solo. Las cosas eran muy sencillas, simplemente debía firmar un formulario solicitando su ingreso en la clínica de desintoxicación.
- Perfecto. Este papel para ti, y esto me lo quedo yo.
Gerardo se levantó y se acercó de nuevo a la puerta, ahora con firmeza. Se sentía bien, saboreando los primeros síntomas de
Un firme apretón de manos puso fin a
A mi profesor le gustó la historia, pero me acusó de retorcida y trágica.
Pues no sé...